La Tierra es un planeta normal, que gira alrededor de una estrella normal, que se encuentra dentro de una galaxia normal. El Sol y la Vía Láctea son ejemplares típicos similares a otros millones de estrellas y galaxias que hemos observado con nuestros telescopios. Todo nuestro conocimiento apunta a que también nuestro mundo y sus vecinos son ejemplares típicos de la fauna planetaria. Si este principio de mediocridad es cierto, si la Tierra es un ejemplo común en el universo, es probable que exista una inmensa cantidad de mundos habitados. Este libro nos habla de la Astrobiología, una ciencia que intenta comprender si la vida que conocemos es un accidente extraordinariamente afortunado o, por el contrario, es una especie de imperativo cósmico. Para ello nos propone un viaje que comienza con el propio Big-Bang, el origen de nuestro universo, del espacio-tiempo y de la materia; pasa por la creación de las primeras estrellas y galaxias, y la formación de sistemas planetarios; recrea los inicios de nuestro Sistema Solar y, nos permite asistir al nacimiento y evolución de la vida en la Tierra. Después de este dilatado recorrido, la vida se presenta como un fenómeno emergente natural y se nos invita a recorrer nuestros primeros intentos de búsqueda en los exóticos parajes de nuestros planetas vecinos. Al leer una obra así, uno tiene la sensación de estar escuchando una cosmogonía semejante a los antiguos mitos sobre la creación del mundo y la vida. Pero recordemos que cada una de las historias que aquí se cuentan son el resultado del esfuerzo, el trabajo y la crítica feroz de una infinidad de científicos. No se trata de castillos en el aire sino, en algunos casos, de hechos contundentes y, en otros, de teorías que han sido contrastadas una y otra vez frente a los vendavales más duros. Sin embargo, sí que mantiene algo que exhalan los antiguos mitos: esa sorpresa mágica que nos produce la respuesta a la pregunta de quiénes somos y cómo se formó todo lo que nos rodea.