No es común que en una misma escritura se aúnen el talento literario y el talento didáctico como lo hace en El arte de la duda. Si el público en general se sorprenderá descubriendo de la mano del autor aspectos insospechados del quehacer judicial, el lector especializado se encontrará leyendo un auténtico manual, para uso práctico, sobre técnicas de interrogatorio y de argumentación en la fase oral de un proceso. Dudar, explica Carofiglio, es un arte práctico. Y, como todo arte práctico, se aprende. Dudar, hacer y hacerse preguntas es el único medio para llegar a conocer lo que se desconoce (por ejemplo -pero naturalmente no sólo- la verdad procesal); sobre todo, si aprendemos a interrogar y a interrogarnos aplicando la razón y el método. Y dudar así -razonablemente- es el único camino que nos aleja del dogmatismo y nos conduce al pensar tolerante. De ahí el imperativo moral de aprender a hacerlo, observaba Norberto Bobbio. Carofiglio recoge estas palabras a modo de cierre en El arte de la duda. Este libro revela que la práctica judicial requiere un no desdeñable componente creativo, pero también demuestra que es casi imposible llegar a conquistar la verdad procesal sin una técnica forjada a base de aprendizaje y esfuerzo; y, en consecuencia, ofrece pautas para que ese esfuerzo y ese aprendizaje conduzcan a resultados eficaces.