En este libro se invita al lector a una observación crítica de los usos y formas de la persuasión publicitaria en una década en la que enarbolar las armas de la crítica y subrayar la dimensión oculta de ese espectáculo del deseo que construyen los anuncios es quizás algo ajeno a los cánones del buen gusto y despide un cierto olor a rancio. En sus páginas el autor nos acerca a los modos del decir (y a las maneras de hacer mundos) de la publicidad, a unas astucias del sentido que no sólo anuncianobjetos sino que enuncian otras cosas, a ese escenario comunicativo donde lo obvio esconde lo obtuso, a ese tránsito ilusorio de la realidad al deseo, de lo cotidiano a lo utópico, de las miserias de los sujetos a la poética de los objetos. Con su particular elocuencia, los signos del carnaval publicitario simulan la transgresión para difundir un estereotipo, inventan el decir para reiterar lo dicho y nos presentan con terca insistencia un oasis de perfección absoluta donde el espectáculo del deseo transforma el paraíso de los objetos en una útil artimaña al servicio de la seducción espe(cta)cular de los sujetos.