La filosofía es una extraña y, en apariencia, inútil, forma de conocimiento que ha sobrevivido a cuantos profetizaron su muerte. Los antiguos siempre le otorgaron un rango especial y su práctica alcanzaba un carácter divino. Pues bien, las páginas de este libro son una introducción a la filosofía, una “teoría de la filosofía”. Esta “teoría” quiere ser una invitación para considerar la filosofía como una forma de conocimiento que es, también, una forma de vida. El ensayo se articula en torno a cuatro momentos. En primer lugar, describe la filosofía analizando algunas de sus actividades fundamentales. A continuación expone los rasgos del “oficio filosófico” que posee reglas y exigencias precisas. En tercer lugar, reivindica la necesidad de la filosofía como creadora de teoría que, apoyada en una consideración elástica de la realidad, se levante sobre la comprensión de la tragedia y de la paradoja. Y, por último, propone los rasgos de la “razón apasionada” que guía el trabajo de la filosofía. Esta razón no es sólo una abstractiva actividad intelectual: es una forma de vida que, entre otras cosas, cultiva el refinamiento, practica la amistad y habita en el silencio y la soledad.