Para iniciarse en árabe parace más indicado un método de la lengua clásica, no meramente teórico, sino también práctico, aunque sin llegar al extremo de presentar diálogos en dicha lengua, puesto que tal situación lingüística es excepcional. La descripción gramatical, hecha con conocimiento y utilización de la teoría lingüística mínima necesaria, deberá procurar la máxima claridad, obtenida mediante ejemplos y ejercicios; el vocabulario, adecuadamente seleccionado mediante un criterio estadístico, debe construir una introducción al núcleo común del uso del idioma en todas sus fases, a partir de la cual pueda luego el estudiante ampliar sus conocimientos en la dirección que le dicten sus inclinaciones. Esta gramática está concebida como compensación a los defectos de los dos sistemas más difundidos en España para la docencia del árabe: el tradicional, que lo trata como lengua muerta, y el moderno, que lo amputa gratuitamente de todo su pasado y de cuanto no es elemental en su presente.