Este volumen expone por primera vez el proyecto de Erich Fromm referente a la revisión humanista y dialéctica del psicoanálisis, que, como cualquier otra, debe atender sobre todo al significado de la sexualidad. A partir de ahí, es decir, de la doctrina de Freud, acaba derivándose una psicología social analítica en la que el hombre se entiende ante todo, como ser social. En este sentido, lo inconsciente interesa en primer lugar como lo inconsciente social y lo reprimido social, mientras que los impulsos del hombre se analizan como obedeciendo a lo contradictorio y específicamente humano de su situación, que se manifiesta en unas necesidades peculiares de su personalidad, y cuya satisfacción obtiene siempre de modo social. Como afirma el propio Fromm: Mis conocimientos de sociología y mi interés por ella me llevaron primariamente a aplicar el psicoanálisis a los problemas sociales y culturales… De ahí vino mi postura crítica frente a un entendimiento demasiado estricto de la teoría freudiana, y empecé a modificarla. Quise ser fiel a los capitales descubrimientos de Freud, pero sustituyendo su filosofía material mecanicista por una filosofía humanista. El hombre no es una máquina regulada por una química de tensión y relajación. Antes bien, el fundamento de mi teoría es éste: el hombre es una totalidad y tiene la necesidad de estar relacionado con el mundo.