Este Quijote de José Ramón Sánchez es un alarde de talento y maestría y, sobre todo, una manifestación de amor. Enamorado del libro y de su trabajo y dominando el oficio (que ésa es otra), día a día, página a página, ha ido José Ramón dibujando todolo dibujable, el hidalgo y su casa, la familia, el escudero y los amigos, pueblos y paisajes, las cuadras, las ventas y los castillos, los libros y las cacerolas, el fuelle con que atizar el fuego, las armas, el caballo y el asno, los combates y losocios, las victorias y las derrotas, los personajes, hasta los más fugaces. Todo lo que don Miguel imaginó lo ha vuelto a imaginar José Ramón. No ha dibujado el corazón del caballero, pero lo podrá dibujar en cualquier momento. Y el de Sancho y, desdeluego, el de Cervantes. El suyo, el del pintor, bien patente queda en cada trazo de su lápiz. Será raro el pintor o dibujante que no haya proyectado alguna vez ilustrar el Quijote. Muchos grandes lo han hecho, incitando a los que venían detrás, entusiastas que echaban de menos los dibujos que quedaban por hacer, las posibilidades que no se habían apurado. José Ramón, el último por ahora, lo ha dibujado todo. Durante cinco años, día tras día, a solas con su lápiz ha recreado el mundo del Quijotecon entusiasmo y con la humildad del lápiz sencillo ante el papel en blanco. Mil dibujos elaborados amorosamente, rendidamente, "sin sobresaltos de color ni tamaños desmesurados", hasta culminar la enorme tarea. Ha puesto José Ramón tanto entusiasmoensu trabajo, que ha consumido todo el entusiasmo disponible y tendrá que pasar mucho tiempo antes de que otro ilustrador encuentre el necesario para seguir el empeño de agotar este tema inagotable. Queda demostrado, aun sin querer demostrar nada, quecon un lápiz sencillo se puede levantar un monumento.