Han transcurrido milenios desde la construcción de la Gran Pirámide de Egipto. Sin embargo, ha fascinado a todos, no sólo por sus dimensiones y por su construcción perfecta, sino también, muy especialmente, por todo lo que contiene en su estructura. Desde hace más de cien años, científicos y estudiosos del tema vienen profundizando en el enigma que encierra la Gran Pirámide. Laboriosamente, miden, examinan y conjeturan y, de todo ese estudio e investigación, llegaron a la conclusión de que la Gran Pirámide es una construcción perfecta que tiene un doble sentido: astronómico y profético. Los enormes bloques de piedra, tan perfectamente ajustados, que no permiten ni la introducción de la punta de un cuchillo en sus uniones, son todavía hoy un reto para la arquitectura moderna. ¿Qué puede decirse, entonces, de la construcción de las cámaras y de los corredores internos, en una época que no existían instrumentos apropiados? ¡Una obra tan colosal sólo pudo haberse construido con métodos muy "especiales", incluso con un objetivo "especial"! Sin embargo, lo más fascinante, es el sentido profético de la obra, pues la compleja estructura interna de la Gran Pirámide, con sus corredores y cámaras que suben y bajan, se estrechan y ensanchan, manifiesta los acontecimientos más importantes para la humanidad desde su construcción hasta el año 2000.