Sin moverse de su diván, enfundado en un raído batín asiático, el héroe de esta novela es la personificación perfecta de la indolencia y la inactividad. Heredero terrateniente, eterno ausente de una hacienda fraudulentamente administrada, con una malograda carrera en el funcionariado y un retraimiento temprano de la vida social. Oblómov conocerá de pronto un extraño renacer, una misteriosa sacudida que por un momento le hará creer en la posibilidad de otra clase de vida, en la que asoman insospechadamente la confianza y el amor. Oblómov (1859) de Iván A. Goncharov es una de las obras centrales de la literatura rusa, una de las máximas ilustraciones del tipo del «hombre superfluo». Diálogos y gestos puros, una perfecta organización dramática, un humor sostenido y elocuente y una narración distanciada y comprensiva son algunas de las claves de esta magnífica novela en la que todo despide vida y claridad. «Oblómov, personaje extraordinario de la extraordinaria novela del extraordinario autor ruso Iván Goncharov, [...] pertenece al reducidísimo grupo de personajes que crean una palabra que aplique sus características primordiales a otros seres.»