El Relato del psicoanálisis de un niño ocupa una posición singular en el conjunto de la obra de Melanie Klein. En él se narra, día a día, el análisis -que duró cuatro meses- de un niño de diez años. En relación con cada sesión la autora agregó notas en las que evalúa, a la luz de sus últimas teorías, la técnica que utilizó y el material aportado por el paciente. Unos quince años más tarde decidió ocuparse seriamente del libro. Recorrió las anotaciones de cada sesión, retocando cuidadosamente el estilo pero sin alterar el contenido, a fin de dejar intacto el cuadro de cómo se había desarrollado la labor en aquella época. Luego evaluó en su fuero interno cada sesión e hizo su autocrítica. Consignó estas reflexiones, así como los cambios que había experimentado su pensamiento, en notas detalladas; a tal efecto examinó cada asociación, cada interpretación de cada una de las sesiones, para poder brindar una explicación de su trabajo tan completa como fuera posible. Con toda probabilidad puso en Relato del psicoanálisis de un niño una dedicación más intensa que en cualquiera de sus otras obras. Internada en el hospital, a pocos días de su muerte, se ocupaba aún de corregir las pruebas de imprenta. Quería dejar un registro absolutamente fiel tanto de su práctica como de su teoría. Creo que lo logró. El libro tiene vida. Muestra, como ningún otro de sus trabajos, a Melanie Klein en acción. Brinda una imagen fiel tanto de su práctica como de su teoría. Creo que lo logró. El libro tiene vida. Muestra, como ningún otro de sus trabajos, a Melanie Klein en acción. Brinda una imagen fiel de su técnica y, a través de las notas, nos permite conocer cómo funcionaba su mente. Este libro muestra ideas nuevas en el momento en que surgen, ideas concebidas intuitivamente pero aún no desarrolladas o conceptualizadas. Esta obra, la última que produjo, es un digno monumento a su creatividad.