Siguiendo los pasos de Jack London durante los días de la "fiebre del oro", Reverte navega desde Vancouver, por las costas de la Columbia Británica canadiense, hasta alcanzar el nacimiento del río Yukón. Allí se une a una pequeña expedición para recorrer 750 kilómetros del río en canoa hasta Dawson City y el mítico río Klondike; más tarde continúa su viaje por Alaska, desde Nome, en el mar de Bering, en donde el famoso pistolero Wyatt Earp se enriqueció regentando un casino al que acudían a jugar los mineros más afortunados, hasta los territorios del sur, donde señorean los gigantescos y peligrosos osos "grizzlies". Tierras de áspera belleza y nombres legendarios que el autor recorre a bordo del ferrocarril transcanadiense que discurre entre Vancouver y Quebec. Finalmente relata su regreso a Europa a bordo de un carguero que navega de Montreal a Liverpool. Con El río de la luz el escritor muestra una vez más que es el gran maestro español de la literatura de viajes. En sus páginas se encuentra esa extraña cualidad de Javier Reverte que hace que los lectores nos sintamos muy próximos a él, como si fuera un amigo que nos cuenta apasionantes historias en una charla junto al fuego.