Este libro recoge, por un lado, la recapitulación de lo que el aprendiz Castaneda vivió al lado de su maestro Don Juan en su primera etapa de aprendizaje (1961 1965) y, por otro, la reanudación de su aprendizaje, a partir de abril de 1968, dos años y medio después de haberlo abandonado "definitivamente". Castaneda relata que cuando recibe el primer ejemplar de su libro Las enseñanzas de Don Juan siente un gran deseo de mostrárselo a Don Juan. Hecho que lo pone de nueva cuenta en el camino del conocimiento de la Toltequidad, en un segundo ciclo de aprendizaje que según las propias palabras de Castaneda fue "muy distinto del primero". Castaneda no quiere reanudar el aprendizaje, o por lo menos no tiene un deseo consciente de hacerlo. Mucho menos desea repetir sus temibles experiencias con las plantas de poder. Sin embargo, de manera "misteriosa" siente la necesidad de reanudar el aprendizaje. El empeño principal de Don Juan en esta etapa se concentra en enseñar a "ver" a Castaneda. La diferencia entre "mirar" y "ver" consiste básicamente en que "mirar" es poder confirmar a través de nuestra vista que el mundo es tal como nuestra razón nos dice que es, y "ver", es la capacidad del hombre de conocimiento para percibir el mundo a través de cargas de energía. Don Juan insiste a Castaneda que debe reiniciar sus encuentros con "el humito", porque de esa manera tendrá "la velocidad requerida para vislumbrar el mundo fugaz". Don Juan le dice que la única manera en que un hombre de conocimiento puede saber es "viendo" más allá de la superficie de las cosas. El "humito", dice Don Juan, le ayudará a "ver" cómo los hombres en realidad son un conglomerado de fibras de luz que circulan desde la cabeza hasta el ombligo, las cuales hacen aparecer a cualquier hombre (rey o limosnero) como un huevo luminoso. Las fibras luminosas unen al hombre con lo que le rodea, dándole equilibrio y estabilidad. El simple hecho de pensar en volver a vivir las experiencias anteriores con el "humito" aterra a Castaneda y trata de evitarlo a toda costa. Dentro de las habilidades de "ver" está poder distinguir entre los hombres y "los que no son gente", es decir, los "aliados" de los brujos. La mezcla a fumar, le explica Don Juan, lo llevará a donde se encuentra su aliado y, cuando "se haga uno con su aliado", ya no tendrá que fumar para poder convocarlo las veces que quiera, a fin de realizar lo que él le pida.